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¿CÓMO SUPERAR LA MUERTE DE UN HIJO O DE UN SER QUERIDO?
Judith Elvira Martínez Verduzco
Lic. En Psicología
Máster en Terapia Familiar Sistémica
Tanatóloga
La muerte como tal es parte del ciclo natural de la vida, pero como sucede en todo duelo, el tiempo finalmente permite ir curando esa herida.

La muerte de un hijo es una de las perdidas mas terribles en el ser humano, ningún padre desea bajo ninguna circunstancia, que la luz que un hijo trajo a nuestra vida nunca se apague. Ante este tipo de muerte solo puede ser comprendido por alguien que ya lo ha vivido. Este tipo de muerte no se puede entender desde la cabeza. Es por esto que en los profesionales de la tanatología nuestro objetivo es: proporcionar ayuda profesional al paciente con una enfermedad en etapa terminal y a sus familias, o bien, a una persona que esté viviendo algún tipo de perdida.
Con todo tipo de Duelo, el tiempo es el que permite ir curando heridas a su tiempo y ritmo de cada persona. Es importante no minimizar ningún tipo de pérdida y por ello lo necesario que es acudir a especialista como somos los Tanatólogos y/o Psicólogos para el trabajo con ese duelo.
Etapas del Duelo según Elizabeth Kübler Ross:
1. Negación: En esta etapa es la primera vez que se recibe la noticia, se presenta un estado de shock y confusión emocional e incluso cognitiva.
2. Ira: Es la segunda etapa que se caracteriza por tener sentimientos de frustración y de impotencia con respecto a la propia capacidad de modificar las consecuencias de la pérdida. El doliente puede decir frases como: ¿Por qué yo? ¡No es justo!”, “¿Cómo puede sucederme esto a mí?”.
3. Negociación: Es la tercera etapa en donde se guarda una esperanza de que la situación mejore, donde se puede posponer o retrasar la muerte. Se concentra gran parte del tiempo en lo que el doliente u otras personas podrían haber hecho diferente para evitar esta muerte.
4. Depresión: Es la cuarta etapa en donde la persona siente tristeza, miedo e incertidumbre ante lo que vendrá. El doliente se vuelve al presente surgiendo sentimientos de vacío y profundo dolor, se puede mostrar impaciente ante tanto sufrimiento sintiendo un agotamiento físico y mental que lo lleva a dormir largas horas.
5. Aceptación: En esta quinta parte se acepta la muerte como parte de un proceso de la vida. Dentro de las frases más sobresalientes son: “todo va a estar bien” en esta etapa se reflexiona sobre el sentido de la vida, así como lo que se quiere de la vida a partir de ahora.
Estas etapas tienen lugar suceden en mayor o menor grado, siempre que sufrimos una pérdida. Aunque pueden darse sucesivamente, no siempre tiene por qué ser así. Cada proceso, como cada persona, es único y va a depender de la etapa del desarrollo en la que se encuentra la persona, cultura, y la causa de muerte.
Me ha tocado ver personas destrozadas por el dolor y que a partir de su trabajo personal con su duelo han podido volver a sonreír.
Dice la especialista en Tanatología Gaby Pérez: “Es posible la felicidad después de una perdida, puede volver a tocar nuestras vidas a través de una felicidad distinta, la ausencia duele y duele y dolerá de una manera tremenda, pero, ¿en lugar de llorar toda una vida, no será mejor amar el resto de tu vida a quienes aún tienes a tu lado?”
La muerte NO es un castigo, NO es un premio, NO es una experiencia por vivir, hay vidas que duran hasta la infancia, hasta la adolescencia, hasta la juventud y sus vidas fueron completas, lograron cumplir con su misión de vida. Nosotros aún no la cumplimos; por eso la importancia de vivir a plenitud basada en el AMOR, encontrándole el sentido a nuestra vida aún y con la ausencia de nuestro hijo o de algún ser querido.
La duración de un Duelo sano es de un aproximado de 18 a 24 meses y eso no significa que dejará de doler, es por eso la importancia de atendernos con especialistas y lograr entender que por ellos y por nosotros necesitamos continuar con nuestra vida, viendo las ganancias de haber tenido a esa maravillosa persona con nosotros, basándonos en el amor y la alegría que nos generaron mientras estuvieron a nuestro lado.
Cuatro tareas propuestas por Parkes (1993):
Tarea 1: Aceptar la realidad de la pérdida. Esta primera tarea es básica para poder seguir haciendo el trabajo del duelo. Aunque parezca algo evidente, incluso si la muerte es esperada, como sucede en los casos de enfermedad terminal, en los primeros momentos casi siempre existe la sensación de que no es verdad, una sensación de incredulidad que generalmente se resuelve en poco tiempo.
Tarea 2: Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida. Identificando al dolor tanto emocional como al dolor físico que muchas personas sentimos tras una pérdida significativa, en esta tarea se busca reconocer los sentimientos que ésta despierta y no intentar evitarlos, sentir el dolor plenamente y saber que algún día pasará.
Tarea 3: Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente. La realización de esta tarea implica cosas muy diferentes en función del rol del fallecido, del doliente y de la relación que existiese entre ambos, pues no es lo mismo el que el fallecido sea el padre, la pareja o un hijo, de ahí la importancia de identificar el vínculo y apego.
Tarea 4: Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo. Básicamente se trata de poder continuar la vida de un modo satisfactorio, sin que el dolor por la pérdida impida la vivencia plena de sentimientos positivos respecto a los otros, el dolor se debe aceptar y acompañar.
¿Cómo acompaña un Tanatólogo?
1. El acompañamiento como su nombre lo dice, es acompañar, apoyar y comprender al doliente en su duelo dejando que este sea de una forma natural. Hacerlo sentir querido interviniendo lo menos posible.
2. El asesoramiento se debe llevar a cabo mediante una persona que tenga conocimientos sobre este tema, por lo cual permite ayudar a que el duelo pase de manera normal y evita se convierta en un duelo patológico.
3. La terapia debe llevarse mediante una persona con conocimientos más específicos que permita aplicar técnicas de intervención e interactuar con el doliente ayudándolo a no llegar a un duelo patológico.
Claves de un Tanatólogo para acompañar el dolor de su paciente:
Clave 1. Escuchar con el corazón.
Clave 2. Hacernos presentes.
Clave3. Evitar frases hechas, los silencios también sanan.
“EL AMOR, SIEMPRE VENCE AL DOLOR”
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